CAFÉ ZOMBIE (Parte II)
Con el tiempo , los tres zombies cargaban grandes termos a sus espaldas, debían repartir sus funciones para poder suplir la gran demanda de café. A veces este se acababa antes de las tres de la mañana, cosa que le sacaba la piedra sobre todo a los taxistas que venían desde más lejos solo para tomarse el delicioso café de los zombies tinteros.
Una noche exactamente un quince de diciembre, aparecieron de repente justo al frente de donde siempre se hacían los zombies, dos monas con tremendos escotes y unas minifaldas corticas, vendiendo café caliente en dos termos amarillos. En un par de noches, esas monas y su poquita ropa hicieron que todos los clientes de los zombies ocuparan el andén del frente y que por primera vez en varios años, a los “zombies tinteros” comenzara a sobrarles el café, que antes en cuestión de unas pocas horas se les había terminado del todo.
Así
pasaron casi ocho días, en los cuales la fama de las monas empezó a crecer de
manera impresionante. Incluso yo llegué a creer que estaban vendiendo más que
los zombies. Ahora a estos pobres cadáveres vivientes, se les pasaba la noche
largamente, mientras que las monas de al frente parecían no dar abasto, y pues
claro, ante semejantes ricuras que a uno le decían “papito”, “nene”, “amor” y
otros piropos , en lugar de los zombies , que aunque bacanos y todo no se les
entendía lo que gemían, pues, a la mayoría de los taxistas, nos gustaron mas
las monas.
Con
el paso de los días, las nenas no solo empezaron a vender café, sino agüita
aromática. Para ser sincero el café de las monas no era tan bueno como el de
los zombies, pero ¿ a quién le va a
importar cuando le muestran media pechuga a uno? Como al mes de llegar las
monas al cementerio, una noche vimos algo diferente en el andén de los zombies.
Algo que mal escrito y feo, nos hizo de nuevo regresar a tomar café a donde
ellos. En un cartón grande habían escrito con una horrible aunque entendible
letra : “ 2 X 1”.
Pues,
el 2X1
de los zombies aguantaba , ya que la economía no estaba muy bien por
esos días... los niños entraban al colegio y a uno no le quedaba mucha
platica extra, ni siquiera para tomarse un tinto (además las monas le habían
subido al precio del café, a la vez que lo estaban sirviendo en un vaso más
pequeño y rendido con agua).
La
estrategia de los zombies pareció comenzar a funcionar, poco a poco, volvimos a
pasarnos a su andén y solo visitábamos a las monas para charlar con ellas,
“echarles los perros”, pero a la hora de tomar tintico, pasábamos la calle y
preferíamos a los zombies.
La
reacción no se hizo esperar, y nosotros (de nuevo) regresamos donde las monas,
quienes parecían no darse por vencidas, ni mucho menos derrotadas por los
zombies. Así que de igual manera y pienso que sin importarles lo que pudiera
pasar con su negocio, pusieron un aviso al lado de donde se hacían siempre que
decía : “Rico
Tinto a mitad de precio”; las
monas , no solo se decidieron a poner la
bebida a mitad de precio, también redujeron el tamaño de sus faldas (así se
murieran de frio) y el de sus escotes lo
aumentaron. Tanto a mitad de precio y las nenas mucho más atractivas y mostronas,
sin duda sabían lo que querían. Los zombies quedaron solos una vez más.
La
siguiente jugada de los zombies ( bueno, yo pienso que fueron ellos), sí que
fue sucia. Yo los veía inocentes y hasta bacanos, pero igual consiguieron que
de nuevo regresáramos por varias semanas a comprarles el tinto solo a ellos y a
volverlos a coronar como los reyes del café del
Cementerio Central. Una noche de monas con todo a mitad de precio y poca
ropa, todos nos empezamos a sentir mal.
-“ese
tinto estaba pasado”, me comentaba un colega.
-“hermano
esa vaina me dio churrias”, escuchaba por el radioteléfono.
Yo
mismo me comencé a sentir mal de la barriga y me tocó parar el taxi y bajarme a
pedir un baño en una tienda abierta a la madrugada. Muchos compañeros no
contaron con la misma suerte y les tocó dejar botados a los clientes y salir
corriendo a cagar detrás de un poste.
Continuará....
Continuará....
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