miércoles, 10 de octubre de 2012

CAFÉ ZOMBIE (Parte III)



CAFÉ ZOMBIE (Parte III)

Capítulo Final

Por Arturo Londoño Amórtegui

Diseño: Arturo Londoño Amórtegui



 
- “Ese tinto estaba pasado”, me comentaba un colega.
- “hermano esa vaina me dio churrias”, escuchaba por el radioteléfono.

Yo mismo me comencé a sentir mal de la barriga y me tocó parar el taxi y bajarme a pedir un baño en una tienda abierta a la madrugada. Muchos compañeros no contaron con la misma suerte y les tocó dejar botados a los clientes y salir corriendo a cagar detrás de un poste.


Al otro día la mayoría coincidieron de que el origen de eso , era el tinto que habíamos tomado la noche anterior, después de insultar a las monas, decidimos regresar donde los zombies.


Las viejas acusaban a los zombies de sabotaje, nadie les creía, yo sí, pero no me importaba.

La reacción de las monas no se dio por esperar. Dejaron que los zombies reinaran casi por un mes, mientras ellas seguían siendo culpables por el incidente del tinto intoxicado. Pero un sábado ocurrió algo inesperado, eran casi las tres de la mañana cuando apareció una caja de cartón con un moño, al lado de donde se hacían los zombies. De hecho estaba ahí antes de que estos aparecieran a vender el tinto; la caja estaba marcada con el dibujo de un cerebro  y la letra 2 x 1. La zombie que parecía ser una mujer por fin se percató de la caja , se acercó a ella, y se disponía a abrirla cuando  un colega le pidió un tinto. Yo estaba a unos diez metros de ahí, cuando se escucho la explosión. La señora zombie se regresó y abrió la caja, que no era más que un explosivo que le hizo estallar media cara, lanzándola a ella y al compañero lejos por los aires. Al resto nos dejo aturdidos y sordos. Esa vaina ya se había puesto muy pesada y peligrosa. Al compañero taxista tuvieron que cogerle varios puntos en la cara y como no pudo trabajar por que estuvo incapacitado, el dueño del taxi lo despidió. Ya no volvimos a tomar tinto en ninguna de las dos partes.


De lo que ocurrió después no fui testigo, me lo conto un compañero al que le dio por parquear ahí, porque estaba lloviendo mucho. Después de varias semanas, desde que había ocurrido lo de la explosión, tanto monas como zombies, no se habían ido del lugar. No habían vuelto a pelear, pero tampoco vendían nada.

El único cliente que iba al lugar y que solo se la pasaba donde las monas era don Guillermo Duarte. El mismo taxista fastidioso y borracho que jodía cada noche. Como esa noche llovía mucho las monas estaban escampando debajo de un parasol gigante, mientras que los zombies permanecían mojándose sin importarles nada. Don Guillermo Duarte, llegó a eso de la media noche y de nuevo estacionó mal su taxi, pues casi atropella a una de las monas. 

Llamó a una de ellas para que se acercara a su carro y esta  pese a la lluvia lo hizo con la esperanza de hacer la primera venta de la noche. No fue así. Don Guillermo la agarró de la mano y al parecer empezó a decirle morbosidades y groserias que la ofendieron. Luego comenzó a gritar, don Guillermo Duarte se bajó del taxi todo borracho y  se fué tambaleando hacia donde se encontraban las monas.

Se puso agresivo, grosero y comenzó a tocar más de la cuenta a una de ellas, se cayó el parasol y su amiga intento ayudarla sin éxito, entonces Don Guillermo la tomó por el brazo y la tiró contra el piso mojado. Los gritos no se hicieron esperar y comenzó a arrastrar a una de ellas hasta su taxi, solo se le oía decir: 

-“venga cosita le doy la vueltica que le había prometido a la Calera… venga  no se haga de rogar que le va a gustar...ahora si me va a compensar tantas noches que vine solo a verla y no me paró bolas"


La cosa estaba muy grave y don Guillermo golpeó a la mona mientras la seguía arrastrando hacia el carro, pese a los gritos de las dos mujeres, nadie acudió a ayudarle. Llovía mucho, estaba muy tarde y casi no había nadie a esa hora en la calle.

Pero don Guillermo no pudo lograr su objetivo y nunca llevó a ninguna de las monas a La Calera. De la nada aparecieron los dos zombies y pesar de ser escuálidos y enclenques le hicieron frente. Don Guillermo Duarte se les burló y empujo a uno lejos del taxi, con lo que no contaba era que esos seres decrépitos y podridos seguían siendo zombies , así que se lanzaron encima, uno a su cabeza y el otro al pecho. En un instante uno de ellos tenía el corazón del viejo entre sus podridos dientes y lo masticaba con placer, mientras que el otro saboreaba sus sesos reposados en su cabeza de pocas y delgadas canas. Cuando por fin las monas habían dejado de gritar, luego del horrible espectáculo, se acercaron temerosas a los zombies y por primera vez en casi seis meses de aquella guerra, no hubo ni desprecios ni actos de sabotaje.  

Las  mujeres permanecieron con los zombies bajo el gran parasol protegiéndose de la lluvia; Los zombies seguían masticando los restos de Don Guillermo Duarte, cuyas tripas y sesos ahora era pedazos que  flotaban sobre los charcos y se iban a las alcantarillas.


 

Después de esto, los dejamos de ver por un tiempo hasta que ocurrió la gran sorpresa, hace ya 7 meses: tanto las monas como los zombies regresaron juntos una noche de octubre; pero esta vez no solo traían los termos llenos del tinto de siempre. Ahora, habían hecho en compañía una cafetería completa en el sitio donde antes se hacían los zombies. Ya no solo vendían café; ahora también había café con leche, agua de panela, agua aromática, pan, huevos, caldo y finalmente desayunos completos para quienes amanecíamos en el lugar. 
Pronto montaron todo un emporio y hasta tuvieron que contratar varios ñeritos del sector para que nos cuidaran los taxis y también los lavaran, lo que hacían muy juiciosos por el miedo a ser devorados por sus patrones monstruosos.

Nos sorprendimos aún mas cuando supimos que las monas se habían casado con los dos zombies; ´-aunque pareciera increíble era cierto- aunque no dejaba de ser grotesco y motivo de todas nuetra cochina envidia verlos besándose a cada rato....que de buenas esos zombies! A lo último nos terminamos por acostumbrar, y no volvimos a abandonar el lugar. Ahora, solo estamos esperando a que nazca en dos meses el primero de sus hijos para ver quien gana las apuestas: unos dicen que nacerá normal, otros que será un zombie podrido y sin partes como su padre y otros dicen que será mitad normal y mitad podrido. Para ser sinceros, con toda la plata que tiene ahora, ¿a quien le importa?, por lo menos a mi ni me va ni me viene... que hagan lo que quieran...igual no es mi problema. 



FIN
 
































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