martes, 23 de julio de 2013

De la serie: "Aquellas raras historias de Latinoamérica" : Belice: The new nation of punks


Belice: The new nation of punks














El rumor se extendió como pólvora : Llegaron a la madrugada y sin decir nada les dieron una paliza. Eran seis chicas  y las golpearon hasta reventarles los ojos y tumbarles los dientes.

En el periódico no salió nada, No valia la pena gastar tinta en esa "plaga despreciable" que azotaba Londres. Esos punks vagabundos de ropas sucias y raídas se habían constituido en un fastidio indeseable del que nadie quería saber;  así que cuando esas chicas ebrias empezaron a gritar improperios a unos royal marines, estos no escatimaron esfuerzos y las golpearon brutalmente.
La Primera Ministra, esperando una reacción inmediata de parte de los punks, triplicó  la fuerza policial e  impuso un toque de queda en los suburbios más peligros, volcó gran parte de la caballería a las calles e incluso la armada transitó Londres con la orden de reaccionar contundentemente ante el mínimo asomo de revueltas por parte de los punks.

Aunque las personas contaban los minutos para que los enfrentamientos comenzaran, nada ocurrió. No hubo disturbios ni los punks atentaron en absoluto en contra de nada ni de nadie; incluso una gran cantidad de ellos desapareció de las calles como si las medidas de seguridad de la Primera Ministra los hubiera hecho esconderse  bajo  tierra como ratas.

La Primera Ministra sonrió tímidamente mirando por la ventana de su despacho: ya no se veían esas odiadas crestas rojas en la calle. Había ganado la batalla.

Una noche, justo cinco días después de que los policías golpearan a las mujeres, apareció una gigantesca mancha humana dirigiéndose al Puerto de Londres. Cientos de Punks marchaban armados hacia un solo objetivo en común: iniciar la peor revuelta de toda la historia de Inglaterra, empezando por el linchamiento de aquellos marines que habían golpeado a las mujeres y que se encontraban asilados en el buque Elizabeth of the Seas.

Dung Dunggie no era desconocido para las autoridades. Su escandalosa y viciosa vida era del común saber de la policía, Había estado más de una docena de veces en prisión y era considerado altamente peligroso; entre su prontuario figuraba vandalismo, uso ilegal de armas, porte y consumo de narcóticos, escándalo en vía pública, robo, agresión a la autoridad y un sinnúmero de delitos más; Pero si había algo por lo cual era más temido por la ley, era por su inigualable capacidad de liderazgo sobre los punks, Dung Dunggie lideraba una estrambótica banda de punk rock: Dead Rotten Gospell; sus conciertos siempre finalizaban en arrestos, golpizas y espectadores heridos. 

Aquel ataque inesperado de los cientos de punks hacia el Elizabeth of the Seas era obra suya. Sabía que los ataques esporádicos a la propiedad privada no tendrían una mayor trascendencia, y que para llevar la destrucción a su límite, habría que hacerlo de un solo golpe; debían aprovechar que gran cantidad de las autoridades estaban patrullando la ciudad y que los restantes que vigilaban el puerto no eran suficientes para contener lo que se aproximaba. Gracias a su gran poder de convocatoria, había logrado que las ansias de destrucción y venganza de cientos y cientos de punks aguardaran por unos pocos días, para darle así el inicio al final del sistema. Por supuesto que  correrían ríos de sangre. Ya no habría más futuro en Inglaterra, ni para ellos, ni para nadie.
La masa compacta de punks tomó con facilidad el puerto. Los militares y autoridades fueron reducidos de inmediato. Aunque dispararon varias ráfagas contra los atacantes, fue imposible terminar con la incontable cantidad de furiosos punks hambrientos de destrucción. Rodeados por los mismos, los militares terminaron suplicando por su vida antes de ser pisoteados por la infantería del no futuro. En pocos minutos la masa se había tomado el puerto y llegado al buque sin el mayor inconveniente. Era imposible combatir contra aquella densa fuerza humana que llevaba la destrucción a su paso. Dung Dunggie solo sabía que los marines estaban dentro del buque, pero no conocía su ubicación exacta dentro del mismo. La idea era sencilla: destruir el lugar, encontrar a los marines, lincharlos y desmembrarlos antes de que todas las fuerzas militares se volcaran para repeler el ataque. En pocos minutos, el Elizabeth of the Seas se había convertido en el más grande pandemonio de Inglaterra. A medida que la destrucción continuaba, un vapor amarillo empezó a cubrir el piso del buque y quienes se encontraban allí, empezaron a caer uno a uno víctimas de su inhalación. 
La Primera Ministra desde su despacho, soltó una carcajada aterradora.
El sol empezó a hacerse más fuerte y poco a poco hizo que se todos despertaran  por el calor inclemente que ya empezaba a quemar las pieles. 

Poco a poco se fueron poniendo de pié. Tambaleantes como por el efecto de una resaca de millones de galones de licor, los punks se dieron cuenta que ya no se encontraban en el Elizabeth of the Seas,  ni mucho menos aquel lugar era Londres



Caminaron entre la vegetación, muchos tomaron diferentes caminos y se internaron en la selva, unos  buscaron tierras altas para divisar mejor el lugar donde se encontraban, otros pelearon entre si valiéndose de las cadenas, navajas, bates y manoplas que llevaban al momento de ingresar al puerto; entonces, una gran parte del grupo que avanzó al occidente descubrió por fin en medio del asombro el lugar donde se encontraban:
El gran anuncio verde decía:
"Welcome To Gautemala"

Bajo el mismo anuncio, en el puesto fronterizo militarizado del otro lado de la frontera, los oficiales vieron con asombro como  empezaban a acercarse lenta y peligrosamente cientos de punks quienes presa de la sed y el hambre creyeron encontrar algo de provisiones de aquel lugar.

La reacción no se hizo esperar, y las autoridades advirtieron al gran grupo de punks que se alejaran del lugar. Estos al no entender español, y viendo el asomo de autoridad, se lanzaron armados de sus cadenas y armas, siendo atacados por las balas gautemaltecas. 
Los sobrevivientes se refugiaron en la selva y lograron encontrarse con otros  punks. Esa noche vieron sobrevolar helicópteros sobre la frontera y algunos camiones militares patrullaron los alrededores sin adentrase mucho en el lugar.
Sin respuesta alguna sobre como habían llegado a aquel lugar selvático donde se hablaba otro idioma, los punks se ocultaron dentro de la selva. Cada vez que un grupo se acercaba a un poblado eran interceptados por las autoridades, golpeados y de nuevo regresados a la selva. Lo único que recibían para sí, aparte de las golpizas era un:
-Back to the jungle!!!, fucking junkie
 A medida que avanzaban las semanas, los sobrevuelos de helicópteros se hicieron más frecuentes y la militarización de la frontera con Guatemala se triplicó. Los punks sobrevivientes se internaron más y más en el fondo de la selva,  donde el sonido se confundía con los movimientos y todo se hizo denso. Pronto creyeron que habían entrado en una dimensión diferente. La realidad como la creían conocer dejó de ser la misma. Entonces los conocieron.

Lo que había ocurrido trascendió las fronteras y fue ampliamente registrado por la prensa. Aquel ataque descarado de los criminales de Belice contra el puesto fronterizo guatemalteco se convirtió en noticia mundial. A pocos meses de ser una nación totalmente independiente de la Corona Británica, estos criminales habían osado atacar a su nación hermana poniendo a los dos países ad portas de una guerra.

Inglaterra no podía dejar al casi  nación soberana en manos de inadaptados que en cualquier momento podían esparcir la semilla de la anarquía. Bastante tenían ya con esos molestos Mayas que seguían resistiéndose a ser civilizados y continuaban poniendo oposición al progreso. Era un deber moral de la corona con Belice y sus vecinos fronterizos el evitar que esta situación pasara a mayores. Si habían podido convertir ese díscolo movimiento de los punks en jóvenes trabajadores idóneos con las políticas de progreso de la Primera Ministra (tal como lo documentó la televisión), Inglaterra tenía que  hacer lo mismo en sus territorios centro americanos.
"La independencia de Belice debería postergarse por tiempo indefinido hasta que Inglaterra no cumpla con su compromiso de estabilizar las fracturadas relaciones con sus vecinos y reestablecer el orden".

Las palabras de la Primera Ministra hicieron eco en la televisión mundial y la reiteración de su compromiso abolió cualquier cercana independencia del pequeño país. No sería fácil: los nuevos movimientos rebeldes dentro del territorio se habían ensañado en hostigar no solo las fronteras sino los poblados y todo aquel lugar donde el orden, el progreso y la libertad estaban presentes...
El vigésimo segundo año de la conmemoración del ataque rebelde fronterizo contra Guatemala coincidió con la independencia definitiva de Belice. Habían tenido que pasar 22 años para lograr que de nuevo este país quedara libre de la maldad que la aquejó y que estuvo a punto de expandir el caos a todo centro América. Ahora, en una fastuosa ceremonia, El Primer Ministro Británico concedía la independencia en medio del júbilo de sus habitantes. Belmopan lucía realmente exuberante, una ciudad moderna y altamente tecnificada, digna representante del progreso británico que desde ahora sería únicamente nacional. Los Primeros Ministros tanto de Inglaterra como de Belice se abrazaron en un acto fraterno. Una nueva nación por fin nacía, una nación libre de delincuencia y llena de paz a tal punto, que no requeriría ejército alguno, un ejemplo para el resto de América. Un regalo de Inglaterra para el continente americano.  Luego del abrazo,  todos caminaron por una avenida tapizada de orquídeas negras. El Primer Ministro de Belice se detuvo por un momento, puso la mano en su pecho y encontró un palo afilado que lo estaba atravesando. Alzó la mirada y justo antes de caer al piso vio como un inmenso ejército mestizo de piel cobriza, ojos azules y crestas de colores tomaba por sorpresa la celebración. Ya no eran los mismos mayas escondidos en la selva, ni tampoco los punks sacados de su país por medio del engaño de Dung Dunggie- quien siguiendo las órdenes de la Primera Ministra, había conducido a cientos y cientos de punks hacia el buque para ser llevados a Belice y ser  utilizados por el gobierno para crear un falso estado de emergencia en el pequeño país-. Ahora, eran ahora una nueva raza creada en lo más profundo de la selva y que había esperado más de dos décadas para reclamar su lugar.
El ataque fue imparable, estratégicamente planeado por la sabiduría maya y con un perfecto grado de destrucción generado  por la herencia punk. 
Allí mismo proclamaron la independencia, no como una nueva nación libre de la Corona Británica, sino un como un nuevo país salido del crisol de la manipulación y desarraigo…era Belice, la nueva nación de los punks.


Lo que el mundo vivió después de aquel día quedará registrado en la historia como la primera de una serie de  increíbles guerras en aquella parte del continente.  Pero esa… esa es otra historia.


domingo, 31 de marzo de 2013

De la serie: "Aquellas raras historias de Latinoamérica" : Ninjas de Cochabamba



                           
                             NINJAS DE COCHABAMBA



La última vez que el  más grandioso chuño concebido por el hombre, fué visto sobre la faz de la tierra, se perdía en las  profundidades del lago Alalay, en Cochabamba, Bolivia.

Por aquellos tiempos, Julio  Acarapi era uno de esos extraños personajes de quien toda Cochabamba hablaba en voz baja; especialmente porque después de haber financiado la construcción de la majestuosa iglesia de Nuestra Señora del Noyola y ser nombrado "Hijo favorito de la ciudad"; había desaparecido de la vida pública para enclaustrarse en una fortaleza que había construido a orillas del mismo lago.

Acarapi, otrora labriego de origen muy humilde, era un hombre muy querido por el clero,  ya que constantemente realizaba donaciones benéficas para obras religiosas; pero según las malas lenguas, tras del altruismo del boliviano, se escondían oscuras acciones que muy frecuentemente ponían en entredicho el origen de su fortuna. El rumor general, consistía en que Acarapi, había hecho un pacto con el diablo, y que, cada vez que la iglesia realizaba alguna actividad con estos donativos, el templo y los feligreses quedaban malditos para toda la eternidad.

Hastiado de escuchar los rumores y comentarios sobre el origen del dinero para las donaciones que se le hacían al clero, el nuevo Arzobispo de Cochabamba (quien se había establecido en la ciudad, luego de la inauguración de la iglesia) decidió visitar a Acarapi para conocer en persona al mecenas y de paso esclarecer de una vez por todas los rumores sobre el origen de su riqueza.

-Su dinero se lo dá el mismísmo demonio!-le decían sus allegados; -"Era un campesino sin dónde caer muerto...ahora, su fortuna es incontable!"-afirmaban otros; -"Su dinero está maldito....nos está condenando!"-decían algunos más...y  estas mismas voces se replicaban al unísono en toda Cochabamba; Sin embargo  el religioso, armado del valor que su fe le deba  no hizo caso a las advertencias, y montando en su caballo, cabalgó a escondidas de los demás miembros de la comunidad, y llegó al atardecer a la puerta de la fortaleza solitaria de Julio Acarapi para pedir audiencia con este.

Corría el mes de agosto de 1911, una fecha que Cochabamba recordaría para siempre.

El nuevo Arzobispo de Cochabamba no solo encontró un Acarapi totalmente opuesto a la imagen de servidor de Satanás que la gente tenía de el; por el contrario, halló un anciano solitario, muy humilde en su actuar y con un altísimo respeto por las jerarquías religiosas. El Arzobispo, ya ducho en el trato de feligreses, manejó la situación del encuentro de una manera inteligente, agradeciéndole en nombre de Su Santidad las donaciones y bendiciendo su hogar con su visita inesperada. Con el pasar de las horas, El religioso empezó a indagar sobre la vida de Acarapi, ganándose su confianza con relativa facilidad, y pese a que el hombre, aún conservaba las costumbres reservadas del habitante del altiplano, no pudo negarse a responder cuando el religioso le preguntó a quemaropa, sobre el origen de su fortuna.

-Su eminencia-contestó el hombre-sé que muchos dicen que mi dinero está favorecido por el ángel caído- pero solo Dios sabe que eso no es verdad; puedo jurar por la santa cruz que no hay nada malvado en ella; yo solo soy, víctima de un favor de nuestro señor...

Ofuscado por lo que parecía ser una seguidilla de evasivas para responder el origen de la fortuna, el Arzobispo le hizo ver que estaba incurriendo en un pecado al haber nombrado el nombre de satanás ante un representante de Dios en la tierra, pero que gracias a su generosidad con la iglesia, el podía absorberle si lograba decirle toda la verdad sobre el misterioso origen de su fortuna.

Forzado a hablar o condenarse, Julio Acarapi le contó toda su historia:

Le narró la leyenda de un místico tubérculo nacido de las tierras vírgenes del altiplano boliviano, blindado esotéricamente al extremo frio y la lluvia, y procesado por cientos de años por chamanes Qutas, quienes no solo se encargaron de preservarlo, sino que le dotaron de poder y magia inconmensurables. El chuño (como se llamaba este tubérculo), había sido escondido con recelo por sus antepasados indígenas ya que quien llegara a estar en su presencia, se convertiría en el ser más grandioso jamás conocido, un ser omnipotente pudiendo incluso igualar en poder y sabiduría de sus mismísimos dioses.

Muchos años atrás y mientras buscaba tierras para sembrar papas, Acarapi había resbalado en un montículo de tierra y caído a través de un surco en la montaña, quedando atrapado en una profunda grieta. Después de varios días de buscar una salida de esta y debilitado por la falta de alimento y agua, encontró por fin un pozo de agua potable y en el, un jarrón de barro con varios tubérculos dentro, los cuales devoró de manera inmediata a excepción de uno muy particular por su extraña luminiscencia, el cual guardó entre su ropa. Unas horas después y milagrosamente, había encontrado una salida siguiendo un pequeño camino de agua. Agradecido a Dios por haber encontrado la salida, enterró el chuño luminiscente en el jardín de su casa a modo de amuleto. Meses después cuando su esposa arreglaba la tierra para sembrar nuevas flores, empezó a hallar cientos de monedas de oro alrededor del Chuño. A medida que el y su esposa sacaban monedas, estas parecían multiplicarse aún más. El torrente de monedas no cesó hasta que el hombre no sacó de la superficie al Chuño, entendiendo de inmediato su naturaleza mística. La fortuna de la pareja crecía cada vez que enterraban el chuño. Las bendiciones también vinieron y pronto tuvieron 9 hijos, uno  tras  otro.  El chuño no solo le había dado gran fortuna sino prudencia, extrema sabiduría y longevidad tal que, enterró uno a uno a sus hijos y a su mujer cuando llegó el momento, y se quedó solo aunque no solitario.  Decía que él y el chuño eran cuidados por los espíritus de los Qutas y que por eso nadie había podido hacerle daño ni quitarle la vida, la fortuna y ni al mismo tubérculo. Este había sido un regalo de Dios y ahora, debía retribuirlo a su iglesia con el fin de hacer sus últimos años más próximos a este. El Arzobispo quien no creía en  historias de indios ni mucho menos en cuentos de un anciano senil, abandonó el lugar pocos minutos después en medio de una gran decepción. Sin embargo, la duda continuó remordiendo su razón por un par de dias , hasta una noche en que, ya no la pudo soportar más y los llamó.



Ellos eran solo tres, pero eran lo suficientemente hábiles como para perpetrar cualquier misión por más arriesgada que fuera y enfrentar al más numeroso de los ejércitos. No venían de tierras distantes, ni mucho menos del lejano oriente; habían nacido y forjado en las alturas extremas de Bolivia. Eran letales y estaban a su servicio. Eran los  tres ninjas y ahora, y por sus órdenes, entrarían en la fortaleza de Acarapi y robarían el chuño para él; lo harían rápida y sigilosamente enfrentando los peligros que fueran para lograrlo, incluso, enfrentarse a los espíritus Qutas protectores. Los poderes de aquel tubérculo eran algo totalmente ajeno a los dogmas que profesaba, pero, aquella incalculable e inexplicable  riqueza del boliviano continuaban  siendo inquietantemente sospechosas. Sus ninjas encontrarían el chuño y funcionara o no, nadie más se enteraría y pondría en juicio esta acción; aunque, ya en el fondo de su corazón guardaba la idea de hacerse del poderoso tubérculo y dotar a la iglesia de un sinnúmero de obras y otros templos adecuados para la creciente población de Cochabamba. Una acción sin duda válida para una causa más que necesaria.

Dos noches después de la visita del Arzobispo, los tres ninjas volaron sobre los techos de Cochabamba hasta llegar a la fortaleza de Acarapi. Se deslizaron como sombras penetrando al lugar por una estrecha ventana. Ninja Amable, quien entró en primer lugar, dejó un cordel durante su recorrido para guiar a sus compañeros al interior de la fortaleza. Ninja Creyente le siguió en la oscuridad  ayudado por el cordel, y mientras Ninja Amable se dirigía directamente en busca del anciano,  Ninja Creyente buscaba hábil y silenciosamente en cada rincón del lugar al chuño, sin importarle cambiar el orden de las cosas que Acarapi tenía en su hogar, y con la habilidad de ver lo invisible, buscó los espíritus de los Qutas para enfrentarlos, por si en su poder podía estar el tubérculo. Por último entró Ninja Acero y prendió fuego al cordel que Ninja Amable había dejado al entrar a la fortaleza, el cual de hecho era una larga mecha de dinamita que terminaba en la puerta de la habitación del viejo y que les daba exactamente diecinueve  minutos para encontrar de cualquier manera al tubérculo y huir con el antes de la destrucción total del lugar ordenada por el Arzobispo. Ninja Acero buscó las trampas de la fortaleza y a los posibles guardianes humanos que podían proteger al chuño.

En tan solo quince minutos, Ninja Creyente y Ninja Acero habían rastreado la fortaleza por completo sin hallar ni guardianes humanos ni espíritus Qutas; mucho menos al chuño; entonces, en total silencio se dirigieron velozmente a la habitación de Acarapi, y encontraron a Ninja Amable en perfecto equilibrio sobre la cabecera de la cama del anciano, mirándolo con ojos inexpresivos. Al sentir la presencia de sus compañeros, Ninja Amable se percató que quedaban pocos minutos para que el fuego llegara a la gran cúmulo de dinamita que había puesto justo debajo de la cama del hombre y que junto con la demás dinamita distribuida en la fortaleza del hombre, destruiría en su totalidad la fortaleza.

Ninja Amable tomó a Acarapi por el cuello despertándolo de inmediato y lo alzó a la altura de su rostro con relativa facilidad.

-Chuño…muerte-le dijo Ninja Amable al anciano.

Este lo miró con ojos piadosos y señaló el viejo baúl que se encontraba a los pies de su cama. Los demás ninjas se lanzaron hacia él, e intentaron abrirlo sin éxito pese a estar protegido no por un fuerte candado sino por un sencillo amarradijo de tela.

-Abrir…muerte-le dijo de nuevo Ninja Amable con su aterradora voz arenosa.

Acarapi se dirigió tembloroso hacia el baúl y desamarró lentamente el nudo de tela que protegía al baúl. Ninja Creyente, quien podía ver más allá de lo invisible, notó que aquella tela no era más que un retazo de la mortaja del último hijo del anciano y que como vínculo de su sangre, se había convertido en el más poderoso seguro para el baúl. Cuando el viejo logró desatar el último nudo, Ninja Acero notó que el fuego en la mecha estaba a pocos centímetros del cúmulo de explosivos. Ninja Creyente abrió la tapa del baúl y una gran luminiscencia salió de este; pocos instantes después este brillo se confundió con la explosión de la dinamita que hizo estallar el lugar instantes después de abrir la tapa.

El Arzobispo, quien se encontraba esperando dentro de una barca en medio del lago Alalay, vió volar sobre los aires la fortaleza del viejo Acarapi, mientras el cielo se iluminaba de un naranja brillante que daba paso al gran incendio que toda Cochabamba recordaría por años.

Segundos después caería malherido sobre su barca Ninja Amable, quien cargaba el baúl de Acarapi. Ninja Creyente, cegado por la fulgurancia del contenido del baúl, no había logrado hallar una ruta  de salida y había sucumbido a la explosión. Ninja Acero había sido golpeado por una gran roca derivada del estallido y su cabeza había quedado atrapada entre dos bloques de concreto. Ninja Amable entregó el baúl al Arzobispo y este lo abrió de inmediato. 

Tuvo que cubrir sus ojos para no ser herido por el brillo del único tubérculo que se encontraba en el interior. Lo sostuvo en sus manos y poco a poco acostumbró sus ojos a aquel fulgor. Ahora, por fin tenía un poder más allá de su imaginación y la riqueza estaba al pedir de su boca, grandes obras y riquezas vendrían para el y su congregación; luego vinieron a su memoria las palabras del viejo Acarapi, sobre el poder y sabiduría que convertirían a su portador en un ser superior, mucho más cercano a los dioses. Comprendió así que la riqueza era algo secundario, cuando el convertirse en este ser angelical y omnipotente era la verdadera virtud del chuño; entonces, comenzó a morderlo y masticarlo para absorber su poder por completo. Ninja Amable puedo ver como el Arzobispo comenzaba a brillar de la misma manera que el chuño, hasta que lo comió por completo, volviéndose una fuente de luz cegadora que le impedía ver con detalle lo que estaba ocurriendo; poco a poco, el Arzobispo empezó a mirar su cuerpo refulgente y ahora lleno de poder, pero, empezó a perder rápidamente la estabilidad dentro de la barca, sus extremidades no le respondieron y dejaron de ser lo que eran para convertirse en retorcidas raíces de tubérculo. En medio de los gritos del religioso, Ninja Amable vió como este se convertía en aquel ser lleno de poder y sabiduría cercana a los mismos dioses: un chuño, mucho más retorcido y brillante que el que había robado del baúl de Acarapi. El religioso perdió conciencia de su nuevo estado y siendo ahora un tubérculo, fue a caer fuera de la borda de la barca y se hundió en la mitad del lago Araray. Ninja Amable se lanzó por él al agua pero no lo encontró y terminó por ahogarse al igual que Ninja Acero.

Los funerales del Arzobispo fueron de los más recordados en toda la ciudad y su historia, como el hombre que intentó salvar al anciano Acarapi del ataque de los tres ninjas de Cochabamaba falleciendo en el heroico acto, se convirtió por muchos años en leyenda, hasta el dia en que fue beatificado luego de realizar una serie de increíbles milagros que incluían una oveja de seis cuernos y una sopa con el rostro de un futuro mesías, pero esa, esa es otra historia.


FIN

jueves, 21 de febrero de 2013

De la serie: "Aquellas raras historias de Latinoamérica" :



EL CEBOLLERO TRANSFORMER



¿Saben ustedes a dónde va todo el estrés de las personas cuando suben al transporte público?

¿Hacia dónde se dirige todo el hastío y malos pensamientos al ir tarde al trabajo, presentarse un embotellamiento, o cuando el conductor se detiene lejos de la  parada?

Bueno, pues eso no va a ningún lado. Se queda allí mismo.

Déjenme narrarles un relato perdido en la noche de los tiempos, cuando ocurrió un increíble hecho que si bien no cambió la vida de la ciudad para siempre, si la marcó de manera significativa.

Después de más tres décadas de operación y tras la gran caída de todos los sistemas, el único medio de transporte que cubría las rutas de la ciudad había dejado de operar de manera repentina. La solución del gobierno ante aquel acontecimiento, fue regresar a los antiguos y obsoletos autobuses que habían salido de  circulación hacía más de 50 años. Esta, la mejor alternativa para solventar el servicio del sistema anterior, se convirtió no solo en el único medio de transporte en funcionamiento, sino también en el más repudiado y odiado por todos los ciudadanos: su deficiente servicio, precarias condiciones y decrépito estado, eran la prueba fehaciente del odio generalizado de los ciudadanos al llamado bus "cebollero".

Un día ocurrió.

Aquel odio y rechazo acumulado por todos esos años, había llegado a tal punto, que no pudo permanecer más rondando dentro de todos esos vehículos, y cuan vil y perverso era, le dio vida propia a los mismos autobuses en que residía.

Eran las seis de la tarde y en medio del ya común tráfico de aquella hora, los autobuses  se detuvieron repentinamente. Ofuscados por el incidente, la inconformidad de los pasajeros no se hizo esperar. Los intentos de los conductores por intentar poner de nuevo en funcionamiento los vehículos fueron en vano.

No pasaron más de un par de minutos cuando sin explicación alguna, los autobuses empezaron por si mismos a unirse, apilándose para crear extremidades móviles, hasta que una gran cantidad de estos formaron un gigantesco robot-"cebollero" lleno de odio y maldad en contra de todo.

Así comenzó la destrucción.

Sobre la calle 100, el gigantesco ser dio unos cortos pasos y giró la cabeza hacia una de las paradas de los autobuses. Impactados por lo que en un principio creyeron un impresionante show de mercadotécnica con el fin de recuperar la  imagen del sistema masivo, los transeúntes se quedaron estupefactos ante aquella visión. Esto fue lo último que pudieron ver. El cebollero transformer (como empezó a ser conocido) aplastó la parada sin el menor esfuerzo y sin importarle en absoluto la gente.

El gigante mecanizado siguió su camino.

La marcha continuó, y en ella, el cebollero transformer no solo destruyó automóviles, transeúntes y negocios, sino sus mismas paradas y antiguas estaciones de otros sistemas masivos ya inactivos, tomándose su tiempo para saquear las taquillas y otros medios de pago.

El ente seguía marchando imparable en su camino de destrucción y odio.
Después de patear y dejar inservibles un par de tanques de guerra (aquel mismo odio había  multiplicado la fuerza del cebollero transformer), el gobierno optó por la única medida extrema para detener al monstruoso ser que estaba destruyendo las vías del transporte y todo a su alrededor.

Aún no estaba terminado, pero en aquel experimento genético residía la única esperanza de salvación; entonces, la liberaron.

La Blattodea Columbida, o cariñosamente llamada "Rosita", era una gigantesca especie híbrida, con un cuerpo de cucaracha resistente a los ataques de las armas de fuego y la habilidad de vuelo de las palomas de la Plaza de Bolívar, muchas de las cuales, habían sido sacrificadas en pro de optimizar la genética del nuevo experimento de defensa nacional.
Al no estar completamente adiestrada en la recepción de órdenes a distancia, sobre la cabeza de Rosita se improvisó una silla semejante a la de un caballo que fue montada por su entrenador. El hombre, valiéndose de larguísimas riendas, dirigió a la nueva especie hacia el cebollero transformer para detenerlo de manera inmediata.



Rosita voló torpemente y se estrelló un par de veces contra los edificios. Finalmente llegó al lugar donde se encontraba el cebollero destructor, sobre la altura de la calle 26.

Allí inició una titánica batalla: el cebollero transformer lanzaba golpes a Rosita y esta caía sobre los automóviles aumentando así el número de víctimas; Luego, esta alzaba el vuelo y golpeaba al “cebollero” con sus grandes alas de paloma, haciéndolo rodar sobre el piso, solo para lograr que este se pusiera de pié nuevamente y con su odio aumentado, le lanzara todo aquello que encontraba a su paso: postes de luz, motos, cabinas telefónicas y hasta un par de abogados que, viendo la magnitud de aquella lucha, quisieron ofrecer sus servicios a los pasajeros del cebollero para demandar por daños a Rosita, por si esta ganaba la batalla. Los estruendos, gritos y explosiones no tardaron en presentarse. Pronto la calle 26 se vio envuelta en grandes olas de llamas y humo que se alzaban varios metros sobre el suelo. El caos, el fuego y la muerte se apoderaron del lugar.

Sin embargo, La falta de entrenamiento de Rosita se hacía cada vez más notorio a medida que la fuerza, producto del  odio del cebollero transformer le daban ventaja en batalla. Después de larguísimos minutos de pelea y destrucción masiva, la balanza se inclinó del lado del monstruo mecanizado; en una inteligente acción del mismo, el gigante le cortó de un solo tajo media ala a Rosita, valiéndose de la ayuda de la valla de publicidad de un caldo de gallina.

Mutilada e imposibilitada para alzar el vuelo, Rosita comenzó a huir arrastrándose por las incendiadas calles, mientras esquivaba torpemente los golpes que el cebollero transformer le continuaba propinando; cegado por el humo de los carros incendiados, el cebollero la perdió de vista por unos instantes. Rosita, dejando un rastro de sangre y linfa, se arrinconó como pudo entre unos escombros y permaneció aguantando su dolor en silencio. No duró mucho tiempo oculta. Al ser detectada de nuevo, el cebollero transformer se lanzó a ella decidido a exterminarla de manera definitiva; al encontrarla, arremetió a golpes en su contra aplastando con el primer puño a su entrenador. Los golpes siguientes amentaron en constancia y fuerza, rompiendo parte del cráneo y la coraza de Rosita, cuya visión ya empezaba a nublarse por la cercanía de la muerte. En un último esfuerzo por huir, Rosita intentó dolorosamente alzar vuelo y se elevó unos metros sobre su enemigo, quien la atrapó en el aire tomándola por su cola de paloma para evitar su huida. El monstruo mecanizado la halaba a medida que esta, haciendo fuerza opuesta, intentaba infructuosamente mantenerse en el aire aleteando hacia el cielo con desespero.. Entonces y en aquel último instante, se develó su arma más poderosa y oculta, algo con lo que los científicos que la desarrollaron no habían contado, y que se encontraba intrínseco en su genética estructural: El cebollero al halar su cola, provocó la salida de un torrente imparable de ácidas y corrosivas heces,  las mismas heces que, producto de las palomas de la Plaza de Bolívar (de quienes Rosita había heredado su genética), habían corroído todas las edificaciones de aquel zócalo, y que ahora, maximizado por el tamaño de esta, caía sobre la cabeza del cebollero transformer  regándose sobre su cuerpo y derritiendo rápidamente la chatarra con que estaba hecho. Al perder el equilibrio y la estabilidad, el cebollero cayó rápidamente, desmembrándose en el suelo. Ya no pudo volver a ponerse de pié. El odio había sido vencido por el estiércol.

Rosita permaneció allí, en el umbral entre la vida y la muerte.

Cuando despertó, su ala había sido remendada toscamente. No había muerto, y ahora, se encontraba muy lejos de estarlo. Había salvado a Bogotá de la destrucción del cebollero transformer y su recompensa fue su “transformación”, No en un ser mecánico como su enemigo, sino en la solución al problema del odio y del transporte precario. Rosita, ahora cargaba sobre su lomo de cucaracha una larga serie de sillas clavadas a su caparazón. Ya no se requeriría transportarse sobre las destruidas calles en los obsoletos cebolleros de hace 50 años, cuando se podían surcar los cielos grises de la ciudad sobre ella. Pronto, los genetistas replicarían a Rosita y pintarían su coraza de colores distintivos para cada ruta, y las calles, antes transitadas por los cebolleros y sus antecesores, serían el contenedor de sus corrosivas heces, pero la navegación sobre estas y el conflicto internacional que se generó por el provecho de los residuos radioactivos que estas contenían, es otra historia.

FIN

martes, 8 de enero de 2013

Energía Inútil Capítulo Final : ¨La Marioneta y el círculo de Abasa"



Capítulo V

Capítulo Final
“La marioneta y el círculo de Abasa ”






(…) Natasha se involucró aún más convirtiéndose en nuestra guía espiritual de invocaciones (gracias a la experiencia de su nana), pero el fantasma de Cuco solo continuaba atormentándonos en lugar de unirse a nuestra ceremonia.
Exhausta, Natasha admitió:
-El problema es el lugar, hay que llamar su espíritu en el lugar donde iban a hacer el juramento…
Y regresamos esa misma tarde a la ciudad; entonces, ya nada volvió a ser como antes.

Margarita respiró profundamente antes de tocar la puerta del apartamento de Cuco con la palma de la mano. Me miró con ojos temerosos y cristalinos antes de exhalar lentamente una bocanada de aire, como queriendo con ello retrasar la entrada al lugar. Detrás nuestro Natasha y Rafaelo se besaban copiosamente, como siempre solían hacerlo. Yo miré a Margarita antes de tomar el último trago de una botella de jerez que venía bebiendo desde el avión.

-Si esto no funciona aquí, me daré por vencida- dijo Natasha.


-Espero que así sea- respondí mientras me tapaba la nariz con la mano para evitar seguir oliendo el dulcísimo olor de Cuco que había aumentado desde que llegamos al lugar.


Margarita sacó de su bolsillo un manojo de llaves que le había dado el portero del edificio a cambio de una buena suma de dinero; previamente habíamos preguntado a este si la abuela de Cuco se encontraba en el lugar, a lo cual el hombre nos había respondido que desde la muerte de su nieto, esta no había aparecido.


No fue necesario usar las llaves. Al introducirlas en la cerradura, Margarita se dio cuenta que la puerta estaba abierta y solo la empujó suavemente hasta abrirla. Se escuchó un leve chillido de las bisagras mientras entramos lentamente uno tras otro hasta la amplia sala del apartamento. Intentamos prender alguna luz pero fue imposible encontrar un interruptor en la pared; permanecimos a oscuras mientras que Rafaelo haciendo memoria, ubicaba a ciegas una de las lámparas que se encontraban en las mesas; después de tropezar y maldecir en un par de ocasiones, por fin pudo encender una lámpara que iluminó tenuemente aquel lugar. De inmediato, intenté buscar dónde se encontraban las botellas de licor  y me dirigí hacia un pequeño bar ubicado en una pared contigua. Natasha me tomó por el brazo y me detuvo.

-No!.-dijo secamente-.


Nos pidió que nos juntáramos y así como lo había hecho tantas veces en Moncowa, comenzó a invocar al espíritu de Cuco:


-Cuco, amigo, hermano, compañero... sabemos que tu alma se encuentra errante por los senderos que recorriste en vida... hoy estamos aquí, implorando tu presencia para liberarte de las ataduras terrenales y cumplir con nuestras promesas…. Cuco, amigo, hermano, compañero... sabemos que tu alma se encuentra errante por los senderos que recorriste en vida...


Continuamos por largos minutos esperando que el espectro de Cuco apareciera, pero no fue así. Mantuvimos la paciencia como única opción de librarnos de el, pero con el paso del tiempo, la voz de Natasha se volvió desesperanzada y eso hizo mella en nuestra confianza. 
Justo cuando Natasha había llegado al punto de repetir por repetir la invocación, y ya nos habíamos sentado en los mismos sofás donde tiempo atrás yo me acostaba borracho, sentimos uno leve ruido proveniente de las habitaciones; un paso lento... y unos segundos después otro paso. Luego, silencio absoluto. Permanecimos petrificados por el sonido.


-Es el!, es el!-chilló Margarita mientras me clavaba las uñas en el brazo.


-Puede ser cualquier cosa-respondí apático-


-Cállense, estúpidos!-protestó Natasha, y continuó:


-Amado Cuco, si esta es tu esencia que se hace presente, y deseas que permanezcamos en el lugar que fue tu hogar, indícanos...


De nuevo el silencio inundó el lugar.



-¿Que les dije?, eso no es nada, pudo ser cualq….


De nuevo se escucharon dos pasos, iguales de lentos y cansados que los anteriores.


-Es el! Es el ¡ Maldita sea!...es Cuco!-volvió a chillar Margarita.


Natasha asintió con una mirada seria y pétrea que jamás le había visto, y mucho menos en sus películas.


-¿Que hacemos ahora?-Preguntó Rafaelo, quien hasta el momento había mantenido total silencio.


-Vamos a buscarlo, somos nosotros quienes lo invocamos-respondió Natasha.


Caminamos lentamente en fila india hasta adentrarnos en un pasillo donde la luz de la lámpara de la sala ya no nos iluminaba. Natasha permanecía con sus innovaciones en voz baja mientras Margarita se aferraba a mi brazo enterrando sus uñas. Detrás mío, Rafaelo no me soltaba la camisa, y yo, solo deseaba tropezar con una botella y beberla de inmediato para retomar el valor que me faltaba.


Entonces, nos detuvimos de inmediato y dimos un sobresalto de terror. Frente nuestro, flotaba una llama pequeña amarilla que se movía al compás del viento.

Poco a poco la llama se fue acercando y aumentando de tamaño, hasta que dejó ver que tras ella se escondía lo que parecía ser un rostro arrugado y pálido, lleno de sombras y pliegues espantosos.


-¿Quién anda allí?-dijo una voz cansada y aguda.


Después de unos instantes comprendí lo estúpidos  que habíamos sido hasta ese momento: 

Ningún espectro había respondido las peticiones de Natasha; esa voz  no era de otra persona que de la abuela de Cuco, y nosotros cuatro, en lugar de estar muertos del susto, podíamos matar de miedo a aquella pobre vieja...¡valientes estúpidos! entonces, traté de hablar en voz baja y les indiqué que retrocediéramos antes de ser vistos y continuar con aquellatontería.


-¿Quién anda allí?-¿Quién, quién es?-volvió a preguntar la anciana.


Casi al momento de regresar a la sala y ser  visibles, le dije a Natasha:


-Esa es la abuela de Cuco!, vámonos ya antes que le dé un infarto por culpa nuestra!


-Pero nos dijeron que no había nadie!-Susurró Margarita-


-Pues nos dijeron mal!-protesté- vámonos ya!


-¿Quién anda allí?-¿Cuco?, hijito? ¿Eres tu?-dijo la mujer con voz nerviosa.



Una sensación de tristeza sacudió mi cuerpo, el solo hecho de imaginar a aquella anciana solitaria, aun creyendo que su nieto continuaba con vida y que su muerte solo había sido un sueño,  me hizo dar cuenta que el olor, así como su voz y su “fantasma”, estaban en nuestra conciencia, y que el recuerdo apegado en su abuela, era la prueba fehaciente de ello. 
Sentí nostalgia, vergüenza, pena, y a medida que continuaba retrocediendo para escapar del lugar antes de ser visto, su olor se hacía cada vez más fuerte y desesperante.


-Señora…Señora, disculpe, no se asuste por favor-dijo Margarita con la voz temblorosa- Somos nosotros…los amigos de Cuco…no sabíamos que usted  estaba aquí…solo veníamos a hacerle un homenaje a su nieto…no se asuste…discúlpenos...no encontramos como encender la luz...


-¿Cuco? ¿eres tú?, ¿Estás allí?-volvió a preguntar la abuela a medida que se acercaba más a la sala donde ya habíamos llegado -


-Vámonos ya!-le dije a Rafaelo- Esta viejita es sorda, vámonos antes que nos vea, Margarita…Natasha….vámonos!


Halé a las dos mujeres unos pasos pero no pudimos avanzar más. Una fuerza extraña sacudió nuestros cuerpos y nos hizo permanecer inmóviles en la sala del apartamento, justo al instante que escuchamos otra voz:


-Si, abuelita…aquí estoy...


-¡Si, Cuco, que bueno!, entonces…¡ya estamos todos!- Dijo la anciana con una extraña voz risueña.


Unos momentos después, la tenue luz de la lámpara de la sala nos permitió ver por primera vez a la abuela de Cuco. Era una mujer enjuta y encorvada que arrastraba sus pies lentamente a medida que se aproximaba. Su rostro alargado, parecía un arado infinito de arrugas y sus manos esqueléticas y blanquísimas pese a que temblaban, aún mantenían la vela que alumbraba su camino en la oscuridad.


Cuco estaba con vida… ¿Qué tipo de engaño había sido este?


Intenté voltear a mirar a Margarita pero mi cuello, así como el resto de mi cuerpo, permanecía inmóvil; apenas si podía girar con dificultad los ojos para verla de reojo y detrás de ella a Rafaelo. A mi lado permanecía Natasha; pero ella, a diferencia del resto, estaba moviendo la cabeza en señal de negación, a medida que la anciana se acercaba más y más.


-Cuco… Cuco, llévalos al centro de la sala. Los quiero todos juntos…-dijo la vieja, y acto seguido apagó la llama de la vela con un soplido.


Entonces, Cuco apareció de las sombras. Era el mismo: su ropa grande y de muchos colores mal combinados, su caminar lento y sus movimientos torpes. Pero algo había cambiado en él. Su mirada estaba perdida, rígida y sin pestañeos; estaba más pálido que de costumbre y su voz era mucho más pausada cuando respondió:


-Si…abuela.

Se acercó a la inmóvil y muda Margarita y la tomó de los hombros alzándola con gran facilidad; estaba volteándose para llevarla al centro de la sala cuando Natasha gritó:


-Déjenos ir!. Se lo ruego, perdónenos la vida!!!


-Jajajajajaja-rió la anciana al acercarse-  Podría dejarte ir porque no me sirves…podrías guardar silencio pero nunca haces caso…gritona!


Natasha la miró a los ojos como intentando descubrir algo oculto en su vítreo mirar .
Permanecieron unos instantes asi, viéndose la una a la otra sin pestañear.

De repente, Natasha entró en pánico y dos lágrimas rodaron velozmente por sus mejillas.

-¡Déjenos salir!, ¡déjenos salir!- Gritó con la desesperada voz de quien ha hecho un descubrimiento-No diremos nada, no haremos nada, se lo ruego, se lo suplico, déjenos salir!


La anciana negaba con la cabeza mientras reía.


-Rafaelo, ayúdame mi amor, sácame de acá-continuaba sollozando desesperada-, ¡esta no es una anciana!, esta, esta...


No alcanzamos a escuchar con claridad sus últimas palabras que sonaron inundadas por la sangre. Justo antes de que Natasha nos dijera el verdadero origen de la abuela de Cuco, esta sacó su asquerosa y puntiaguda lengua y perforó la garganta de Natasha de un solo golpe. Apenas pudimos ver como con sus últimos esfuerzos intentaba terminar su frase antes que su cuello empezara a lanzar chorros de sangre y cayera muerta a mis pies.


Nosotros que estábamos inmóviles de cuerpo y habla apenas pudimos gemir de horror sobre lo que estábamos viendo en aquel momento.  Cuco continuó llevando a Margarita al centro de la sala y regresó por Rafaelo quien con ojos extremadamente abiertos contemplaba el cuerpo sin vida de su amor bañado en su propia sangre.


Cuando los tres quedamos en el centro de la sala, totalmente petrificados pese a que no teníamos  atadura alguna, la anciana se acercó a Rafaelo y le susurró al oído:


-Demasiado buena para ti…demasiado activa para ti…¿creíste que iba a dejar que durara más tiempo?, jajajajajajajaja…-y continuó:


-Cuanto tiempo los he estado esperando mis niños…por fin los tengo de frente…tanto tiempo mirándolos desde las sombras, tanto tiempo preparándome para este momento….cuidándolos….para mi….


Mi mirada de desconcierto se hizo más que notoria, no podía entender como Cuco (a quien habíamos enterrado, aún estaba con vida), ni como ahora nos encontrábamos paralizados e inmovilizados por estos hilos invisibles... tampoco como esa anciana había matado a Natasha de aquella forma..no podía entender absolutamente nada...ni lo que estaba pasando, ni sus  palabras sin sentido. Cuco permanecía a su lado sin parpadear, con la  mirada perdida y vacía, como una especie de robot gordo y torpe.


¿Es que aún no comprenden? ¿Aún no saben lo privilegiados que son al haber sido mis elegidos?-dijo respondiendo al ver mi mirada desconcertada.


-Los he estado esperando por tanto tiempo-continuó-Ustedes no encontraron a Cuco, el los encontró para mi….es su labor, mi marioneta busca lo que deseo y lo que deseo es…

Margarita gimió desesperada al ver cuando la anciana volvió a sacar su acuosa lengua afilada que le llegó a la mitad del pecho.


Cuco fue una buena marioneta-prosiguió-pero hoy, antes que los devore, uno de ustedes lo reemplazará y estará a mi lado por los próximos 36 años, así como el lo estuvo….el resto no se preocupe…será mi alimento!


La vieja nos miró mientras se reía mostrando sus dientes verdes y disparejos; retrocedió unos pasos y dibujó un círculo invisible en el aire; puso la palma de la mano en el y fue cerrando poco a poco el puño. Miró a Cuco y le dijo:


-¿Alguien en mente?


-Margarita, abuela, porque Margarita nunca me quiso…


-Me parece bien, Cuco, -respondió- y caminó hacia ella- hace varios siglos que no tengo una mujer como marioneta y quizás esta podría funcionar...


Margarita empezó a gemir de nuevo haciendo esfuerzos sobrehumanos para intentar en vano de liberarse y huir. Yo solamente podía mirar la escena con ojos desorbitados,; creo que si hubiera tenido control sobre mi cuerpo, hacía tiempo habría perdido el control sobre mis esfínteres. Rafaelo estaba lejos de mi limitado alcance visual. Tampoco lo escuchaba gemir.
La anciana se acercó a ella y con la uña de su pulgar derecho hizo una señal en su frente. Recitó unos versos incomprensibles y luego llamó a Cuco. Este miró a la anciana y cuan alto era, comenzó a dejar escurrir su saliva verde sobre la frente de Margarita. Y allí permanecieron por largo rato mientras la abuela regresaba al círculo invisible que había dibujado con la mano.

-Energía Inútil- Todo se trata de energía inútil- dijo-muchos de nosotros  nos alimentamos de la energía de los demás, de sus estados de ánimo, de sus temperamentos…pero, es una energía efímera y pasajera; pero yo... yo descubrí que la energía inútil es más durable, pura y casi ilimitada… ustedes, mi fuente de energía inútil, mi alimento…una vez consuma su energía inútil, podré descansar por muchísimos mas años de los que he descansado antes….todo aquello que nunca hicieron, todo aquello que pudieron hacer o pensaron hacer pero que solo quedó en eso…toda esa energía que pudieron emplear y se quedó estática…muerta…inútil…todo ese cúmulo de energías ni siquiera desperdiciadas es de lo que yo me alimento…y para ser un buen alimento, ustedes se han dejado cosechar muy bien!


No fué necesario  buscar más explicaciones a las preguntas que hacía unos instantes me había hecho. Esa cosa, sea lo que fuere, había usado a Cuco (su nieto, marioneta, esclavo o lo que sea), para aumentar nuestra inutilidad… aquellos hechos fortuitamente extraños que habían acontecido con nosotros (ganar la lotería, encontrar el amor o liberarse de los maltratos de Ángela), habían sido provocados premeditadamente por la abuela de Cuco…¿como?No tenia ni idea....cuanto deseaba una botella de ron…


La mujer se acercó a Rafaelo, y yo, de reojo,  podía observar como Cuco bañaba a Margarita con su saliva verde la cual ya cubría por completo su cabeza.


-¿Este no responde? –dijo la abuela al ver a Rafaelo, quien evidentemente se había desmayado al ver la muerte de su amada a manos de la anciana.


-Vamos a probar la energía inútil de la sucia vida de Rafaelo…


La mujer dijo un par de palabras en un lenguaje extraño y de repente, aquel círculo invisible que había dibujado en el aire se volvió de un naranja fulgurante y las manchas de ese mismo color se hicieron más visibles y brillantes en la piel de Rafaelo. Poco a poco, empezaron a desprenderse de estas unos amorfos hilos de luz que llenaron el círculo en el aire. Toda la habitación se iluminó de naranja y pude ver donde quedaba el bar…tristemente no podía hacer nada para apoderarme de una botella. La abuela de Cuco miro complacida como se llenaba por completo el círculo y caminó poniéndose detrás de este.


-El círculo de Abasa, contenedor de energía inútil-dijo-los druidas lo conocían, pero lo hemos mejorado…el aire es un elemento más etéreo que la roca y más manipulable….mi contenedor está casi lleno!


Giré los ojos para ver a Rafaelo pero lo poco que me permitíó la vista fue hallar un cúmulo de músculos y huesos que expedían visos naranja viajando hacia el círculo de Abasa. Con terror, giré los ojos hacia Margarita quien ya era una masa de saliva verde que seguía saliendo de la boca de Cuco. Estaba completamente solo.  Mi terror aumentó cuando la anciana sacó su horrible y puntiaguda lengua viscosa y comenzó a lamer los bordes del círculo naranja. Poco a poco, alargó más y más su lengua hasta lamer por completo el diámetro. Entonces aceleró la acción y comenzó a succionar la energía inútil que se encontraba contenida. Después de largos minutos, la energía del difunto Rafaelo había desaparecido y la abuela de Cuco comenzó a reír copiosamente. Su piel brillaba de color naranja y su semblante parecía mucho más monstruoso y casi menos humano.



-Esta energía inútil es deliciosa! –gritó- no saben el bienestar que me ha dado…ahora, no puedo perder el tiempo más contigo, porque sigues tú, y me comeré tu energía antes que Margarita sea mi nueva marioneta…


Se acercó a mí y de nuevo repitió esas irreconocibles palabras, pero además sacó su lengua horrible y la pasó por mi frente haciéndome una herida sangrante. Sin demora, comenzó a salir de mis manchas los mismos visos naranjas que habían salido de Rafaelo. La energía inútil escapaba de mí y a diferencia de Rafaelo, esta llenó mucho más rápido el círculo de Abasa, los destellos no dejaban de salir de mi cuerpo y empezaban a desbordar los límites del círculo llenando la sala de una intensa y cegadora luz naranja. La abuela de Cuco tenía una mirada más que sorprendida y pareciera como si nunca hubiese visto tal cantidad de energía inútil acumulada en un círculo; se lanzó hacia el y empezó a lamer los bordes, pero la energía inútil procedente de mi seguía saliendo como un torrente infinito. La anciana lamía el borde y cuando intentaba continuar hacia el centro del círculo, el borde se volvía a llenar y ella de nuevo regresaba a lamerlo; primero con un gustoso apetito y luego con desesperación, como deseando tener más lenguas que la ayudaran en aquella labor. Tuve que cerrar los ojos por que la intensa luz naranja que reinaba en todo el lugar los hería fuertemente, mientras que   la energía inútil seguía saliendo de mi cuerpo como una fuente ilimitada.




A veces escuchaba la voz de la anciana intentando tragar toda esa energía y la mujer se oía ahogada en medio de sus lengüetazos. Calculé que habían pasado unos quince minutos cuando abrí los ojos y pude verla aun lamiendo los bordes del círculo, totalmente desesperada y fuera de sí, moviéndose a gran velocidad pese a su edad...la vieja estaba mesmerizada en aquella acción de lamer la energía que seguía saliendo de mi cuerpo. Pasó un tiempo y continuaba viéndola fuera de si, aun lamiendo el desbordado límite del círculo. 
Unos momentos después, de detuvo y me miró. Trató de decir algo pero su voz ahogada no me permitió escuchar. Se tomó el pecho y calló de espaldas estrellando su cuerpo contra la mesa de centro de la sala. La energía inútil seguía fluyendo de mi cuerpo hacia el círculo de Abasa. Unos minutos después, caí al piso y me desmayé.




EPÍLOGO


Hoy vi por la televisión que habían inventado un nuevo formato para ver películas. Se llama Compact Disc (o C.D). Es una lástima que Rafaelo no lo hubiera llegado a conocer. Tal vez rente una de sus películas clásicas en su honor.  No lo niego, a veces lo extraño, sobre todo cuando íbamos a beber. Todos estos años he tratado de analizar lo que pasó esa noche y sigo llegando a la conclusión que mi energía inútil fue lo que me salvó la vida.

La abuela de Cuco se había alimentado de la energía de Rafaelo, pero al notar que mi inutilidad vista en términos de luces era mucho mayor,  se lanzó ansiosa a comerla...sin embargo, esta era tan abundante, que no pudo con tanta y cayó muerta sobrecargada con mi energía inútil; supongo que no se puede acumular energía sin gastar ni un poco, porque el contenedor se malogra…fué su caso, creo... 

Cuando abrí los ojos, estaba fuera del apartamento de Cuco y Ángela me miraba con ojos piadosos. Ella, de quien no había sabido nada desde el viaje a Moncowa, había olvidado de nuevo sus llaves y me fué a buscar al lugar donde tiempo atrás me había estallado una lámpara de cristal en la cabeza: El apartamento de Cuco. Allí me encontró desmayado en el piso de aquel desastre ocasionado por la anciana y su marioneta en una sala naranja con los restos esqueléticos de Rafaelo, el cadáver de Natasha y la misma anciana muerta por una sobredosis de mi energía inútil.


Momentos después pude entender la mirada triste de Ángela al rescatarme de aquel lugar. El círculo de Abasa me había cobrado la energía y mis piernas se habían ido poco a poco convertidas en destellos naranjas. Ahora, solo tenía por extremidades unos hilos de carne y hueso que colgaban de mi cadera.

Antes de irnos, le rogué que regresáramos por Margarita. 
Lo que encontramos no fue nada agradable.  Cuco había desaparecido por completo. Sus ropas estaban en el piso rodeadas de su saliva verde, como si finalmente se hubiera convertido en esto mientras ensalivaba a Margarita. Ella estaba cubierta de una masa proveniente de aquella salivación endurecida. Con dificultad, pudimos romper aquel recubrimiento y la hallamos aún viva. Pero ya no era Margarita. Era una mujer tiesa y fría, como un maniquí idéntico a un ser humano, pero seco por dentro y por fuera. Cuco la había convertido en la nueva marioneta de su abuela para que en un futuro buscara otra cosecha de energía inútil; mas, al ya no haber quien la manejara, la marioneta quedó estática a la espera de algún mandato.



Al otro día nos mudamos de allí y nos fuimos a vivir al sur de Victoria. Nuestro escape fue rápido porque no teníamos como explicar los cadáveres en la sala de Cuco, y porque además, encontramos mucho dinero guardado en las habitaciones.  Al principio me costó un poco de trabajo moverme con esta silla de ruedas, pero luego pensé que si aún tuviera piernas, tendría que usarlas y eso me cansaría más; además en la silla de ruedas puedo esconder algunas botellas de alcohol cuando voy de viaje en avión.


Aunque insistí en traer a Margarita con nosotros, Ángela se opuso, así que la dejamos en nuestro antiguo apartamento, escondida en un armario con llave. No quiero ni imaginar la cara que pondrán los nuevos inquilinos cuando la encuentren… ha de ser divertidísimo.


A veces pienso que siempre he estado predestinado a ser un inútil, y eso es lo que mejor se hacer. Finalmente fue lo que me salvó la vida. ¿y... que es la vida? Bueno, la vida es estar sentado en mi silla de ruedas, comiendo frituras, emborrachándome y viendo la lucha libre. Mi gran premio y todo lo que realmente me merezco y lo único que realmente necesito para vivir.


FIN
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